Un hogar siempre conlleva a una serie de gastos mensuales, los cuales tendremos que enfrentar obligatoriamente para continuar disfrutando de una vida cómoda e innovadora dentro de lo posible. Y en ese afán por “vivir dignamente” es que surge la disyuntiva sobre el dinero que se destina para ello, debido a que en muchas ocasiones es imposible no llegar fin de mes con un montón de deudas y las cuentas en números rojos.
Eso pasa hasta en las mejores familias por más imposible que parezca. Por tanto, reducir los gastos mensuales se ha convertido en una necesidad imperante dentro de una sociedad tan globalizada como consumista; Digo esto último, porque nadie quiere tener que destinar todo su salario en suplir necesidades básicas y privarse de algún capricho o gusto.
Aunque tristemente esto último es lo que más ocurre por falta de una cultura adecuada sobre el consumo de recursos y planeación en cada ámbito de la cotidianidad. ¿Qué pasaría si dejas de abrir el grifo a máxima potencia para cepillarte los dientes u omites el uso constante del secador del cabello? Estamos seguros que los gastos mensuales se reducirían considerablemente.
Este contenido más que enmarcarse como una “guía” para ayudarte en ese proceso de reducir gastos mensuales, busca brindarte esa orientación necesaria en tus finanzas personales. Sabemos que tienes sueños y metas por cumplir, las cuales podrían materializarse con una gestión más certera de tus finanzas personales.
Alguien que aprenda la importancia de ser más cauteloso en temas económicos, no tendrá que trabajar arduamente con el simple objetivo de pagar cuentas o hacer la compra para proveer a su familia. Se convertirá en un individuo empoderado, quien tiene la libertad de vivir como se merece.
El ahorro de energía será tu mejor aliado.
“Apaga la luz de tu habitación porque está claro el día” “No dejes el ordenador encendido cuando no lo uses” Estas frases tan repetidas por nuestros padres, como odiadas por nosotros durante la adolescencia hacen mención a la necesidad de un mayor ahorro energético. Aún más en aquellos tiempos, cuando no eras tú el que debía sudar su bolsillo para pagar la electricidad.
Ahora en tu adultez es que comprendes por qué debías hacer caso a la petición de tus progenitores. Una de los gastos mensuales más comunes en un hogar es la luz eléctrica, dónde podemos dejar hasta un 10% de los ingresos a percibir. Es un servicio básico tan caro pero imprescindible para subsistir, debido a que casi todas nuestras actividades en casa hacen necesario a este recurso.
¿Pero cómo puedo ahorrar dinero en el pago de la factura? ¡Pues muy sencillo! Cambia hábitos como dejar las luces encendidas por largas horas o estar utilizando constante electrodomésticos como la lavadora o lavavajillas por pereza, debido a que “no quieres lavar a mano” o sientes desgano de hacerlo.
Asimismo, procura fijarte en las especificaciones técnicas de cualquier artefacto que compres. Una calificación energética AAA asegura un mejor rendimiento con un consumo muchísimo menor en comparación a los demás equipos tradicionales, brindándote el alivio de no tener que preocuparte constantemente por cuánto vas a tener que desembolsar a fin de mes.
Haz la compra en grandes cantidades según las preferencias familiares
Este es un tema que siempre genera polémica en casa. Principalmente, porque vamos al supermercado con unas ansias terribles de vaciar sus estanterías como si hubiese un mañana. Nos centramos en llevarnos todo lo que veamos a nuestro paso, engañándonos con esa excusa de “querer probar cosas nuevas” o “que falte nada en la casa”.
Hasta cierto punto es válido, debido a que las grandes compras siempre contemplan atractivos descuentos y esto se traduce en un considerable ahorro a tu bolsillo. Sin embargo, cuando comienzas a comprar productos por inercia o fuera del contexto habitual a la dieta familiar es el momento en que comienza a ser un problema.
Acabarás gastando más de lo presupuestado para alimentación, ocasionando un aumento desproporcionado en el costo de la canasta básica de tu casa. Los gastos mensuales se dispararán en términos generales por no tener un control más preciso sobre esas conductas compulsivas al momento de comprar, así como también por “dejarte llevar por la vista”.
Lo más sabio es que hagas una lista sobre lo que realmente necesitan y consumen en casa. Enfócate abastecerte de todos aquellos alimentos que más le gustan a tu familia, comprándolos en cantidades superiores al resto de elementos presentes en el carrito. De esta forma, le darás una rotación adecuada a todas las cosas que estén dentro de la cocina y no perderás absolutamente nada.
Sé sabio con las suscripciones a servicios de telecomunicaciones.
“300 canales HD para tu entretenimiento”, “El mejor servicio de internet de alta velocidad”. Estos lemas invaden nuestras listas de email hasta el hartazgo, lo cual termina conllevado a que inconscientemente seas seducido por la idea de contar con un servicio de telecomunicaciones exponencialmente poderoso e imponente, comparándolo con otras opciones similares.
El detalle es que no te detienes a sopesar cuáles son los beneficios a obtener y sí realmente resulta necesario en función de tu estilo de vida. Si eres de los que llega a casa reventado de trabajar y todo el día estás en la calle, sería un desperdicio de dinero adquirir un paquete de televisión satelital con 2-3 centenas de canales, debido a que no alcanzarás a verlos todos, ni estarás pegado al televisor para justificar esa salida de dinero.
Reducir los gastos mensuales es posible con un hábito de consumo más sabio, donde no se contemple la posibilidad de contratar servicios porque son la “ostia” o “la última novedad en el mercado. Pensar así será tu perdición financiera, porque malgastarás tu dinero en tener algo que no usas y se convertirá en una especie de fuga constante.